Khuter Ham

(Tierra de Leones)

Por: Carlos Domínguez Pineda

¿Leones sí o no?

Khuter Ham es un planeta que está dentro de una Galaxia Espiral, un lugar donde las emociones humanas no existen, no al menos como las conocemos los humanos. El clima que predomina en esta maravillosa tierra es templado. Pese a que tiene tres poderosos soles en su firmamento, la gravedad y energía de éstos no afecta el milagro de la vida. Sí, rompe con toda lógica conocida.

 

El color de su cielo va cambiando a lo largo del día; desde tonos verdes, azules, violáceos e incluso por las noches… rojos. Pocas veces sus habitantes han conocido la oscuridad.

Existen grandes cadenas montañosas pintadas de verde gracias a la abundante vegetación; líneas azules que dibujan los ríos por las curvas de las montañas y cerros. Además, sus cielos sirven de pistas de viaje para los hermosos seres de Khuter Ham; por cierto la raza que sobresale en este planeta son los precisamente los Khuter; seres que son leones para nosotros pero que ellos ignoran lo que es un león; y es que… no lo son del todo.

 

Verán, tienen una estatura importante en comparación con la nuestra. Hablamos de que miden veinte veces nuestro tamaño; quizá se deba a que su planeta es doscientas veces más grande que nuestra Tierra. Tanto ellos, como ellas tienen poderosos cuerpos. Cada género con sus propios rasgos. Los varones tienen abundante vello en el centro de su pecho, hombros, y piernas. Atléticos por naturaleza. Todos tienen abundantes melenas de distintos colores: los rojos, que pertenecen a la clase de los guardias, blancos para los nobles, negros para los científicos, amarillas para la mayoría de su sociedad. Los de melena azul; son los nobles o príncipes de cada orbe. Las melenas blancas, verdes o moradas distinguen a las mujeres.

 

Los ojos de esta raza son grandes (además de las obvias razones… LA ESTATURA RECUERDENLO) y su iris tiene una característica maravillosa; dependiendo el color que posean su iris tiene tres tonos; además de que es rotativo. Sí, por decirlo de otro modo; Dzayuh (habitante de Khuter) tiene los ojos de color verde; pero… su iris tiene tres divisiones de color: verde fuerte, medio, y claro. A medida que la luz cambia, su iris va girando para acoplarse a la iluminación.

 

Ahora bien, esa no es la principal característica de los Khuter, resulta que poseen la naturaleza de transformarse de “humanos” -por así decirlo – a enormes y bellos leones de color dorado; su metamorfosis es rápida, elegante y voluntaria. No hay lunas llenas, antídotos, ni rayos especiales; simplemente es su naturaleza.

 

Por eso le decía que eran leones sin serlo, o bueno no del todo. Es por ello que esta historia tiene que ver con una Tierra de Leones.

 

Khabeth es un noble príncipe que está pronto a la coronación; su azul melena en poco tiempo poseerá los brillos de estrella que le darán sabiduría, juventud y fortaleza. Es el hijo mayor de Malhi, Reina de Yutha; y de Khaba, Rey de Ordes, uno de los tres principales pueblos de Khuter. La fama del príncipe es reconocida por gran parte del planeta; hijo obediente, humilde, viajero, justo y revolucionario lo han hecho el candidato al trono.

Mareth, una hermosa doncella de violáceos cabellos y de hermoso físico es su prometida; ella adora a Khabeth y es poseedora de una inteligencia sobrenatural, tanto que no hay rey de las 9 orbes que no solicite su consejo. Sin embargo, Mareth siente también una fuerte atracción para con Gdomo, hermano menor de Khabet. El comportamiento de Gdomo es muy inquieto, bromista, y seductor; y sí también se siente atraído hacia Mareth, sin embargo ama y admira a su hermano.

Lo que no impedirá el nacimiento de Dzayuh…

 

Es la hora verde y Khabeth va despertando de su sueño, se incorpora sobre un sillón de roca y muta su forma de león para volverse hombre. Bosteza y sus ojos azules giran buscando el tono medio.

-          Ha sido una siesta deliciosa, ¿me perdí de algo mientras dormía?

 

-          Nada de importancia hermano, tu prometida ha llegado desde hace tiempo. Está tomando un baño; por cierto pienso hacer lo mismo ¡no quiero que me vea en este estado tan espantoso!

 

-          ¿Qué tonterías dices Gdomo, a mí es a quien debería de importarme verme bien. En seguida regreso.

 

A toda prisa Khabeth se dirige a donde Mareth está tomando su baño, cruza por el largo pasillo cubierto de césped bien cuidado y llega a una roca que se abre en presencia de Khabet; dentro está ella recostada en su forma humana peinando sus largos y violáceos cabellos. Khabeth la toma de la cintura y busca su cuello para besarlo y morderlo suavemente. Sus manos se deslizan buscando su prominente busto a lo que Mareth le permite mientras le dice:

 

-          ¡Vaya que se te ha ido el sueño!

-          Al contrario amor mío, estoy con mi sueño.

-          Me sonrojas Khabeth, y me gustaría seguir hablando de lo nuestro pero mi visita tiene que ver más con los sellos de nuestros pueblos, de lo contrario no podremos realizar alianzas para lo que venga a futuro; sobre todo tratándose de los últimos hechos en la región de Lofa, nuestros guerreros han ido a inspeccionar la zona, y no han hallado nada de meteoritos u objetos que hayan caído del cielo. Sin embargo la gente sigue asustada. Tengo miedo de que algo malo vaya a suceder.

 

-          Tienes razón, espera mientras reviso…

El poder de los nobles, y del cual Khabeth es un prodigio es el viajar con su mente por tiempo y espacio. Lo único que necesita es cerrar sus ojos y concentrarse en lo que quiere saber, por lo que se sienta y en el interior de su mente comienza a viajar.

 


“Siento el roce del aire en mis mejillas, el viento ha comenzado a acelerar. No hay calor, ni frio. Me encuentro flotando sobre una ciudad de verdes murallas y con escaza luz roja en el cielo. Sin duda estoy en Lofa. No veo guardias, ni pobladores; algo suena en el cielo. Alzo mi vista y veo la tenue imagen de nuestros soles, el color del cielo se va desplazando en múltiples colores. Miro de nuevo abajo, entonces los veo. Son más grandes que cualquiera de nosotros, su forma natural (león) sobrepasa a cualquiera de los que conozco. Son rojos, y ¡en sus garras llevan sangre y trozos de ropa! ¡Muerte!”

 

Termina el viaje y Khabeth abre los ojos, frente a él su hermano Gdomo y su prometida están en su forma animal teniendo relaciones sexuales; es la hora azul. Sus ojos se llenan de lágrimas mientras que de su frente una luz amarilla aparece. Khabeth ha sido coronado, pero en lo que cerró los ojos y realizó el viaje mental han pasado cinco días, que en nuestro tiempo equivaldrían a cinco meses. Lo que aún ignora es que pronto su hermano y prometida darán origen a quien será el más fiel de sus guardianes; su sobrino Dzayuh.

 

Continuará…